Es evidentemente nuestra insistencia -y no es una virtud, ni una cruzada personal- sobre la importancia de democratizar el acceso a todos los medios y de alguna forma en especial a internet por la pluralidad que concentra. Desde allí podemos acceder a prensa escrita (con distintos privilegios según el medio), a las cadenas televisivas, videos, canales, redes sociales (especialmente twitter) y blogs.
Pero admitir la importancia de democratizar el acceso es sólo un primer paso, tenemos que profundizar nuestra educación e insistir -en algo tan temido como anhelado- en el pensamiento autónomo, críticio e independiente y la producción de nuestras propias ideas. Expresarse de forma libre, aunque se corran muchos riesgos como la censura y demás posibilidades es un derecho humano fundamental.
Muestra de lo antedicho es este complejo 2011 donde muchas revoluciones han sido hijas o han crecido bajo el flujo de internet y de las redes sociales. Así lo atestigua la primera niña bautizada como Facebook dado el papel de la red social en la revolución egipcia.
También Obama en su campaña supo capitalizar las posibilidades que internet brinda. Además, no podemos dejar olvidar su aparición reciente de la mano de Facebook y Mark Zuckerberg respondiendo preguntas en vivo y centrándose en temas como la educación e internet.
En nuestro país, hubo distintos movimientos políticos partidarios que no supieron ser leídos por las autoridades de nuestro anquilosado stablishment político y no está resultando fácil dejar de concentrar el poder y las decisiones en unos pocos para abrirse a espacios de participación pública y masiva. Pero también las principales figuras políticas tienen cuentas en redes sociales con quienes se conectan con sus seguidores.
Por lo tanto tenemos varias posibles lecturas: una articulada con los medios masivos de comunicación en una versión más tradicional de difundir noticias y formar opinión; otra de las posibles es como medio de unión y coordinación de autogestión de los interesados en una temática particular o causa (sea ecológica, ideológica, política, educativa, deportiva, etc) brindando una posibilidad de intercambio directo y de realizar un ejercicio del poder casi en primera persona. Pero, lo que que realmente queremos resaltar, más allá de poder seguir combinando lecturas, es la posibilidad de expresar nuestra opinión y con ella producir cambios. Es una de las nuevas formas de insubordinación del siglo XXI, casi como un punto de fuga al panóptico digital en el que vivimos. Pero, para que ello pueda dar resultados necesitamos imperiosamente democratizar el acceso y favorecer la lectura crítica y el intercambio, apuntar a una inteligencia social, a la comunidad. Más allá de ser lectores pasivos hay que contribuir a la interactividad, al intercambio, a la discusión y a la adopción de medidas en conjunto. Juntos somos más, juntos podemos hacernos oír, juntos podemos realizar cambios y esa posibilidad es uno de los puntos fuertes de internet. Por lo tanto no es válido sólo poder acceder, sino contar con la posibilidad de poder producir y exponer a los cuatro vientos nuestra forma de pensar, nuestros sentimientos, nuestras imágenes, nuestro potencial. Lo importante es que podemos ser productores y no consumidores pasivos, podemos escribir la historia y no sólo vivirla de forma pasiva.
Prueba de éste impacto es la publicación de Times de las personas más influyentes del mundo. En su reciente publicación, Wael Ghonim es la persona más influyente del mundo. También en esa línea podríamos nombrar a @yoanisanchez y también otros miles de personas que van contribuyendo a los cambios con la principal arma que un ser humano puede tener: su inteligencia, su palabra.
También Obama en su campaña supo capitalizar las posibilidades que internet brinda. Además, no podemos dejar olvidar su aparición reciente de la mano de Facebook y Mark Zuckerberg respondiendo preguntas en vivo y centrándose en temas como la educación e internet.
En nuestro país, hubo distintos movimientos políticos partidarios que no supieron ser leídos por las autoridades de nuestro anquilosado stablishment político y no está resultando fácil dejar de concentrar el poder y las decisiones en unos pocos para abrirse a espacios de participación pública y masiva. Pero también las principales figuras políticas tienen cuentas en redes sociales con quienes se conectan con sus seguidores.
Por lo tanto tenemos varias posibles lecturas: una articulada con los medios masivos de comunicación en una versión más tradicional de difundir noticias y formar opinión; otra de las posibles es como medio de unión y coordinación de autogestión de los interesados en una temática particular o causa (sea ecológica, ideológica, política, educativa, deportiva, etc) brindando una posibilidad de intercambio directo y de realizar un ejercicio del poder casi en primera persona. Pero, lo que que realmente queremos resaltar, más allá de poder seguir combinando lecturas, es la posibilidad de expresar nuestra opinión y con ella producir cambios. Es una de las nuevas formas de insubordinación del siglo XXI, casi como un punto de fuga al panóptico digital en el que vivimos. Pero, para que ello pueda dar resultados necesitamos imperiosamente democratizar el acceso y favorecer la lectura crítica y el intercambio, apuntar a una inteligencia social, a la comunidad. Más allá de ser lectores pasivos hay que contribuir a la interactividad, al intercambio, a la discusión y a la adopción de medidas en conjunto. Juntos somos más, juntos podemos hacernos oír, juntos podemos realizar cambios y esa posibilidad es uno de los puntos fuertes de internet. Por lo tanto no es válido sólo poder acceder, sino contar con la posibilidad de poder producir y exponer a los cuatro vientos nuestra forma de pensar, nuestros sentimientos, nuestras imágenes, nuestro potencial. Lo importante es que podemos ser productores y no consumidores pasivos, podemos escribir la historia y no sólo vivirla de forma pasiva.
Prueba de éste impacto es la publicación de Times de las personas más influyentes del mundo. En su reciente publicación, Wael Ghonim es la persona más influyente del mundo. También en esa línea podríamos nombrar a @yoanisanchez y también otros miles de personas que van contribuyendo a los cambios con la principal arma que un ser humano puede tener: su inteligencia, su palabra.
Para finalizar les recomiendo el capítulo 335 de la temporada 15 de Los Simpsons de Fox. Creo que es suficientemente claro sobre la importancia de hacer sentir nuestra voz bajo cualquier circunstancia, y esperemos que a Matt no le moleste y permita la exhibición del mismo para celebrar la libertad y democratización aunque obtenerlo no es tarea fácil pero se puede descargar desde redes de inteligencia colectiva.
Esperemos no estar violando ningún derecho de propiedad ni de Matt, ni de Fox. En caso afirmativo, se quitará el archivo divulgado. Lamentablemente no se ha podido cargar :(